>

Estimados amigos, dear friends, chers amis, asdiqayiy al’aeizza.

Esta es la cuarta y última ocasión para dirigirme a ustedes en la Asamblea General.

En mi calidad de presidente de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (Federación Internacional) me corresponde inaugurar la Asamblea General y presentarles mi punto de vista sobre lo que denominamos “la situación de la Federación Internacional”. Las fortalezas y debilidades de la organización y los desafíos que deberá afrontar.

Hablo desde el fondo de mi corazón acerca de una organización que aprecio, que estoy convencido de que el mundo admira… y que sé que el mundo necesita, ahora más que nunca.

Al reflexionar sobre mi alocución de hoy, he reflexionado sobre alocuciones anteriores que pronunciara ante esta Asamblea General.

En 2009, hablé apasionadamente sobre lo que llamé “el espíritu de unidad”. Sabía que ese espíritu era muy importante, pero sabía que no sirve de nada si no se aplica.

Permítanme pues señalar algunas estadísticas que ponen de manifiesto lo bien que se ha aplicado ese espíritu en los últimos ocho años – periodo en el cual la Federación Internacional realizó ochocientas setenta y cuatro (874) operaciones de intervención humanitaria (seiscientas sesenta y tres (663) operaciones financiadas con cargo al Fondo de Reserva para el Socorro en Casos de Desastre y doscientos once (211) llamamientos de emergencia), en apoyo de ciento cuarenta (140) Sociedades Nacionales.

Esas estadísticas muestran también el grado de eficacia de la labor conjunta y que ciento cuarenta y cuatro (144) Sociedades Nacionales se han prestado ayuda mutua mediante contribuciones voluntarias por valor de al menos mil quinientos (1.500) millones de francos suizos.

Los ocho años transcurridos desde 2009 han sido un periodo de profunda transformación humanitaria.

En estos tiempos de cambio, debemos adaptarnos, y más adelante abordaré esta cuestión. Sin embargo, hay algo que no ha cambiado: la esencia de la acción humanitaria es el propio principio de humanidad.

Desde el principio, me inspiré en el trabajo y la dedicación de nuestros voluntarios, y aún hoy son para mí fuente de inspiración.

Pienso en el valor de los voluntarios en África occidental, durante y después del brote de ébola. Pienso en los voluntarios en Siria, donde más de sesenta de ellos perdieron la vida mientras prestaban asistencia a las personas afectadas por el conflicto. Pienso en los jóvenes educadores de colegas en países de todo el mundo que predican con el ejemplo para forjar una cultura de no violencia y paz. Pienso en los voluntarios basados en la comunidad que recorren kilómetros por el desierto o la tundra para prestar servicios de salud materna e infantil que salvan vidas a las mujeres vulnerables y sus bebés.

Hace dos años, celebramos el quincuagésimo aniversario de la proclamación de los principios fundamentales del Movimiento, y nos preguntamos si estos mantenían su pertinencia y validez ante las cambiantes necesidades humanitarias. La respuesta fue un “sí” rotundo, y se llegó a la conclusión de que, en toda situación, lo primero es el deber humanitario.

La humanidad es el elemento fundamental del Movimiento. Lo ha sido durante cien años y puede serlo cien años más.

Hoy, quisiera exponer los ocho desafíos que la Federación Internacional ha de afrontar para que su segundo siglo sea tan glorioso como el primero. Espero que exista aquí una simetría: ocho desafíos y mis ocho años de presidencia.

1) El primer elemento de mi panacea para el futuro de la Federación Internacional es el imperativo absoluto de perseverar en el fortalecimiento de la capacidad de las Sociedades Nacionales.

La Federación es el conjunto de sus Sociedades Nacionales, porque es una federación de Sociedades Nacionales. El fortalecimiento de la capacidad de las Sociedades Nacionales, ya sean ricas o pobres en recursos, es la primera de las estrategias de aplicación establecidas en el plan y presupuesto para 2015-2020.

“No hacer nada para las Sociedades Nacionales sin las Sociedades Nacionales”, señaló el secretario general. En este sentido, se procede a elaborar mecanismos de carácter general interno en el Movimiento y a invertir en el fortalecimiento de la capacidad de las Sociedades Nacionales.

No puede haber una Federación Internacional sólida si una sola de sus Sociedades Nacionales miembros no es resiliente. Todos sabemos que muchas Sociedades Nacionales tienen dificultades con la dotación de personal, la financiación, sus estatutos y su capacidad para influir en la legislación nacional, en sus relaciones con el gobierno y en otros ámbitos.

Estimados amigos, todavía nos queda mucho por hacer.

2) En segundo lugar, debo referirme a una amenaza existencial que pone en jaque la dinamo de la organización, nuestros voluntarios, cuyo número disminuye.

Tal vez recuerden que en 2009 presenté iniciativas encaminadas a definir nuestra identidad. El examen de la situación del servicio voluntario fue una de las primeras tareas que establecí.

Se puso de manifiesto que más de la mitad de los voluntarios de las organizaciones de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja proceden de un pequeño número de países, mientras que más de cien Sociedades Nacionales representan apenas el uno por ciento (1%) de los voluntarios.

El número total de voluntarios, en el mejor de los casos, está estancado, e incluso puede que disminuya en términos absolutos, tal vez hasta en un diez por ciento (10%) por año en determinados lugares.

Debemos mejorar en este ámbito. Por ello – lo debatiremos en esta reunión – hemos elaborado nuestra propia Carta sobre servicio voluntario, en la que se precisan las responsabilidades y los derechos de los voluntarios. Entre esos derechos figura el derecho a trabajar en un entorno seguro, a recibir protección, a ser informados de los riesgos que corren, a estar asegurados. Podemos adoptarla, primero como Carta sobre servicio voluntario de la Federación Internacional y luego promoverla como carta del Movimiento. En última instancia, esperamos que se convierta en una carta mundial sobre servicio voluntario. Expresamos nuestra rendición de cuentas común, nuestro propósito común.

Afirmo que debemos proceder a un examen minucioso y crítico de nuestro recurso más valioso y esencial.

3) Asimismo, se impone examinar de manera crítica un tercer ámbito fundamental, a saber, el cumplimiento normativo.

No se puede lograr una Federación Internacional que rinde cuentas si una sola de sus Sociedades Nacionales no mantiene los elevados criterios de cumplimiento normativo de la organización.

El cumplimiento estricto de las normas existentes es la única forma de preservar la confianza colectiva y conservar el apoyo vital de los gobiernos, los donantes y del público.

Sin embargo, cada año, la Secretaría tiene dificultades para recopilar los estados financieros auditados de las Sociedades Nacionales.

A fines de julio de 2017, casi la mitad de las ciento noventa (190) Sociedades Nacionales no habían pagado sus contribuciones estatutarias correspondientes a 2017, que eran exigibles a fines de marzo de 2017 y una cuarta parte de ellas registraban atrasos. La responsabilidad comienza “en casa”, en la Junta de Gobierno, que debe predicar con el ejemplo.

4) Mi cuarta preocupación podría ser la más grande: la integridad.

Nuestra marca distintiva es uno de nuestros activos más valiosos, y la ponemos en grave peligro.

Uno de los mayores desafíos de la Federación Internacional consiste en garantizar la integridad de las Sociedades Nacionales. Esta responsabilidad incumbe a cada una de las Sociedades Nacionales y también a la secretaría. Hemos establecido nuevos e importantes instrumentos tales como el Comité de Cumplimiento y Mediación y la Comisión de Auditoría y Gestión del Riesgo a fin de contribuir a esta tarea.

Sin embargo, para nuestra gran decepción, el número de nuevos casos relativos a infracciones de normas de integridad va en aumento. Esto puede deberse en parte a la eficacia de los sistemas mejorados de alerta y detección temprana. Pero es necesario mejorar aún más en este aspecto.

En estos momentos, dos Sociedades Nacionales se enfrentan a la posibilidad real de suspensión, que esperamos sinceramente que no se produzca. Pero si tenemos que hacerlo, lo haremos.

Permítanme referirme ahora a diversos ámbitos operativos y de políticas en los que somos fuertes, pero necesitamos ser más fuertes.

5) Mi quinta solicitud es que intensifiquemos la labor de preparación para desastres.

De las investigaciones realizadas por la Federación Internacional se desprende que cada dólar estadounidense invertido en actividades de preparación preventiva permite ahorrar dieciséis (16) dólares estadounidenses en intervenciones. La prevención da resultados. En este aspecto hemos realizado grandes avances. Esto constituye para mí un motivo de orgullo ya que en 2011 alenté a la Junta de Gobierno a que acordara que, en cada uno de los llamamientos de emergencia, se destinara un diez por ciento (10%) de sus fondos a actividades encaminadas a fomentar la preparación preventiva. Es por ello que la inversión de la Federación Internacional en materia de reducción del riesgo de desastres aumentó en cien (100) millones de francos suizos entre 2015 y 2016, lo que representa un aumento del cincuenta por ciento (50%) con respecto al año anterior.

La labor de reducción del riesgo de desastres es una de las principales vías que conducen a un mundo más resiliente. Es el elemento central de la “Coalición de mil millones para la resiliencia”, que se ha convertido prácticamente en una forma de vida en países como Bangladesh. La Federación Internacional abrió el camino para consagrar los principios y la práctica de la preparación para desastres en marzo de 2015, en Sendai, Japón, en la Tercera Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Reducción del Riesgo de Desastres.

Mi preocupación es que aún tenemos que hacer mucho más. La Coalición necesita ir más allá. Se han sentado las bases para la labor de reducción del riesgo de desastres porque el principio de contextualización de la asistencia lo exige. En el “gran pacto” suscrito en la Cumbre Humanitaria Mundial en 2016 se solicita a los donantes que asignen, de la forma más directa posible, el veinticinco por ciento (25%) de su asistencia a los agentes humanitarios nacionales y locales hasta 2020.

6) Mi sexto llamamiento: debemos incrementar las medidas en el ámbito de la migración.

Estoy inmensamente orgulloso de la profunda convicción de la Federación Internacional de que toda persona, en todas partes, tiene derecho a la protección y la dignidad, ya sea que esté en su hogar o en desplazamiento, por propia voluntad o forzada. Estoy orgulloso del trabajo que realizamos en cada etapa de la ruta migratoria, desde los países de origen, hasta los países de llegada y de tránsito, hasta los países de destino.

Sin embargo, ese trabajo no es suficiente, podría ser mejor y más amplio, al igual que el marco en el que trabajamos. De ahí la importancia de la labor de sensibilización y la contribución de la Federación Internacional a los nuevos pactos mundiales de las Naciones Unidas sobre la migración y los refugiados. De ahí el llamado a la acción que les presentamos a ustedes, los Estados miembros, aquí en Antalya.

Exhortamos a los gobiernos a que redoblen los esfuerzos para proteger a los migrantes de la muerte, de la violencia, del abuso y de las violaciones de sus derechos fundamentales a lo largo de toda la ruta migratoria, y para garantizar que los migrantes, independientemente de su condición jurídica, tengan acceso efectivo a los servicios esenciales.

7) Mi séptima prioridad es que asumamos con gran seriedad nuestro nuevo compromiso respecto de la educación humanitaria.

A esto se refiere específicamente la segunda parte del lema de la Federación Internacional para 2020: “salvar vidas, cambiar mentalidades”. Significa inculcar en la mente de los jóvenes los valores de la comunidad y el respeto que son los cimientos de sociedades fuertes y coherentes, y cuya ausencia provoca graves daños.

La Federación Internacional ha realizado un buen trabajo, especialmente mediante el programa “los jóvenes como agentes del cambio de comportamiento”. Muchas Sociedades Nacionales han trabajado en esta esfera de diversas maneras. Sin embargo, se requerirá un enfoque mucho más estratégico para alcanzar nuestros objetivos.

En septiembre de 2017, la Junta de Gobierno decidió examinar la posibilidad de añadir este tema en los ámbitos de interés del plan y presupuesto para 2018-2020. Observamos con interés: la educación es fundamental para la humanidad, y con ella comencé esta alocución, así como para la reducción del riesgo de desastres, con la que continué.

8) En octavo y último lugar, aunque debemos hablar más de la financiación de que disponemos, necesitamos una mayor financiación porque el costo de la labor que realizamos no deja de aumentar.

Se calcula que la inversión del Movimiento representa cerca del siete por ciento (7%) de total correspondiente al ámbito humanitario a nivel mundial. Aunque pareciera una cifra relativamente pequeña, sustenta en trasfondo una realidad de mayor envergadura: si se sumara los ingresos y gastos totales de las Sociedades Nacionales en conjunto, con inclusión de los cuantiosos montos destinados a la asistencia bilateral y a otras actividades como el funcionamiento de hospitales y servicios de ambulancias nacionales, esa cifra rondaría los treinta mil (30 000) millones de dólares estadounidenses.

En primer lugar, conforme he señalado, no deberíamos subestimar la fortaleza de nuestra posición en el mercado. Deberíamos presentar una imagen real a la comunidad internacional para lograr mayores recursos, concienciación y confianza.

En segundo lugar, debemos ser cada vez más creativos en la obtención de fondos porque todavía no cumplimos con nuestros objetivos. En los últimos dos años hemos recaudado cuatrocientos treinta y ocho (438) millones de francos suizos de los ochocientos veintidós (822) millones de

francos suizos previstos. Se trata claramente de un gran logro, pero es también una suma muy inferior a la prevista.

La obtención de fondos comienza en el país, mediante la movilización de recursos a nivel nacional por parte de cada una de las Sociedades Nacionales. El Movimiento en su conjunto debe aprovechar su potencial en este aspecto y me complace que se haya incluido este tema en el orden del día que se abordará esta semana. Ya he hecho referencia a los nuevos asociados y nuevos agentes: debemos movilizarlos en toda la Federación Internacional y también debemos movilizar nuevos instrumentos, como los bonos de efecto social, la financiación islámica y otros. Todo indica que hemos logrado avances, pero no podemos cejar en nuestro empeño.

***

Estimados amigos, he planteado ocho desafíos y preocupaciones, uno por cada año de mi presidencia.

Los cincuenta años que he pasado en la Federación Internacional son apenas un pequeño episodio individual de una historia que comenzó en 1859, y que en 2019 celebrará oficialmente su centenario.

El tema de mi alocución es “la situación de la Federación Internacional” y puedo afirmar categóricamente que es sólida, dinámica y buena. Pero, a pesar de nuestro afecto colectivo por esta organización, no podemos dejarnos llevar por los sentimientos, ya que a medida que nuestros servicios son cada vez más necesarios, también aumenta nuestra necesidad de mejorar cada vez más.

Hagamos que esta Federación Internacional sea merecedora de los calificativos de “agente de intervención inicial e inmediata” y “promotora de la contextualización de la asistencia”. En muchos aspectos ya lo es, pero aún queda mucho por hacer.

Cien años de historia son la fuente de la confianza de que disfrutamos hoy, pero no podemos dormirnos en los laureles del pasado para hacer frente a los desafíos presentes y futuros. Debemos esforzarnos constantemente para atender a quienes más nos necesitan.

Thank you, merci, gracias, shukraan.