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Señora presidenta de la Confederación Suiza,

Excelencias,

Distinguidos amigos de las organizaciones de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja,

Señoras y señores,

 

“Lo primero es el deber humanitario”

Esta es la primera línea del Código de conducta relativo al socorro en casos de desastre para el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y las organizaciones no gubernamentales (ONG). En una línea, los redactores del Código captaron la historia, el propósito y el principio de humanidad, común del Movimiento.

Lo primero es el deber humanitario. Esta frase condensa, amigos, el motivo por el que estamos reunidos.

Para citar a mi querido amigo, Peter Maurer, “el mundo está en un punto de inflexión”[1] Hay más personas que nunca que necesitan asistencia humanitaria. Las Naciones Unidas nos dicen que más de ochenta millones de individuos necesitan nuestra ayuda, una cifra que se ha duplicado en apenas el último decenio. En 2014, casi ciento dos millones de personas se vieron afectadas por desastres[2].

La respuesta del Movimiento es, como siempre, la Humanidad. La determinación incesante y sin tregua de llegar a las personas más vulnerables y más aisladas, proteger sus vidas y restablecer su dignidad. Nuestras acciones están guiadas por la necesidad, y solo por la necesidad. Se trata de un ideal, pero es también un enfoque práctico que se ha forjado durante más de ciento cincuenta años de acción humanitaria. Nuestro Movimiento es neutral, imparcial e independiente, y por ser así, nos permite llegar a las personas más vulnerables y más aisladas.

Lo primero es el deber humanitario. Sin embargo, por sí solo no es suficiente.

El enfoque basado en principios, y las normas que han sido elaboradas en colaboración con los Estados, han guiado a nuestro Movimiento durante ciento cincuenta años. Han ayudado a configurar al sistema humanitario a nivel mundial. Sin embargo, la historia de la Humanidad es la historia de nuestra especie. Es una historia caracterizada por la guerra, la violencia, la privación y la degradación, los desastres, tanto naturales como provocados por el hombre, y la desesperación.

No se puede esperar que las organizaciones humanitarias puedan aplicar estos principios por sí solas. Nuestro Movimiento necesita del apoyo de los Estados, e incluso, de su dirección, para mantener estos principios en primera línea y fomentar un renovado respeto por ellos y las normas que los sustentan.

Asumimos una responsabilidad conjunta y una rendición de cuentas colectiva para llegar a todas las personas necesitadas. Las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja tienen una identidad singular como auxiliares independientes de los poderes públicos. Los Gobiernos no tienen las respuestas para todos los problemas que se plantean a sus ciudadanos. Incluso los que cuentan con los mejores recursos pueden tener que esforzarse para llegar a las personas realmente aisladas y vulnerables. Nos tocaría recorrer ese último tramo, para llegar con la aguja que se necesita para vacunar a un niño pobre, por decirlo de algún modo.

También, en conjunto, tenemos que adaptarnos. Las necesidades humanitarias han crecido, pero también han cambiado. No estamos respondiendo a las mismas crisis que se nos planteaban incluso hace diez años. Los conflictos se prolongan, y tienen poco que ver con aquellos que configuraron nuestro orden mundial moderno.

Los desastres son diferentes, impulsados por factores catalizadores que los aceleran, como el cambio climático y la urbanización no planificada. Esos desastres son más severos, más frecuentes y menos predecibles. Los desplazamientos de personas han cobrado una escala sin parangón desde hace setenta años, que nos recuerda que todos los países están unidos en su vulnerabilidad compartida.

Juntos, el Movimiento y los Estados necesitan encontrar nuevas maneras de hacer frente a esos retos. No podemos seguir bombeando tanto dinero, tiempo y esfuerzo para prestar un socorro que muy a menudo llega tarde, y con mucha frecuencia deja a las personas expuestas a los mismos riesgos y vulnerabilidades que antes. Necesitamos un cambio en la forma de abordar las necesidades humanitarias. Debemos priorizar los esfuerzos que ayuden a las comunidades a ser más fuerte y más resistentes y capaces de recuperarse.

La Federación Internacional está empeñada en lograr este cambio. Nuestra secretaría ha estructurado su nuevo plan quinquenal y presupuesto en torno a la asociación a favor de comunidades con capacidad de resistencia y recuperación. [Mañana] hemos de inaugurar la Coalición de mil millones para el fomento de la capacidad de resistencia y recuperación. Tenemos la convicción de que, a través de esta coalición y el trabajo conjunto, se puede ayudar en los próximos diez años a mil millones de personas a tomar medidas para reducir los riesgos y vulnerabilidades a que están expuestas y, de ese modo, avanzar hacia un futuro más seguro y más cimentado en esa capacidad de resistencia y recuperación. Se trata, a escala histórica, de una oportunidad para prevenir el sufrimiento y proteger la dignidad antes de que se vea amenazada.

Es lo mínimo que impone el deber humanitario. Confiamos en que los Estados se unan a nosotros para hacer realidad esta aspiración.

Nuestras Sociedades Nacionales son componentes esenciales en este cometido de aumentar la capacidad de resistencia y recuperación. Cada día trabajan con las comunidades, para garantizar los servicios básicos a los que viven en estado crónico de necesidad, y tender una mano amiga a los atrapados en la exclusión o la marginación. Prestan servicios de salud, establecen sistemas de alerta temprana, ofrecen primeros auxilios, y llevan a cabo operaciones de intervención, en la escala adecuada, en tiempos de crisis. Están presentes en el continuo de la experiencia de las comunidades, en apoyo de los esfuerzos de recuperación y reconstrucción, de una manera que aborde los riesgos que desencadenaron la crisis en primer lugar.

Las Sociedades Nacionales sólidas y que funcionen bien son una parte fundamental de cualquier sociedad. Por ese motivo, el Movimiento y los Estados coinciden en su interés por favorecer el desarrollo de Sociedades Nacionales sólidas, y tienen la responsabilidad compartida de hacer todo lo posible para apoyarlas.

Señoras y señores,

Esta Conferencia brinda a nuestro Movimiento la oportunidad de aunar esfuerzos con los Estados para la consecución de nuestro objetivo común, la humanidad. Es una oportunidad para reafirmar nuestro sentido de compromiso compartido ante los diecisiete millones de voluntarios de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja que trabajan en la primera línea y que, con su presencia en las comunidades vulnerables de todo el mundo, son los agentes para conformar un mundo con mayor capacidad de resistencia y recuperación.

Pediremos a los Estados que nos ayuden a crear y facilitar un entorno propicio para el servicio voluntario, en particular mediante la promoción de la legislación, las políticas y las prácticas que lo favorezcan. Tales leyes y políticas pueden garantizar la protección y la seguridad de los voluntarios humanitarios, al prescribir su derecho a disponer de un equipo de seguridad y de capacitación adecuados, así como de apoyo psicosocial, y al ayudar a poner en marcha sistemas básicos de protección social, como un seguro o una red de seguridad social equivalente. Ello ya no es optativo. Desde la última Conferencia Internacional, cerca de cien voluntarios de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja murieron en cumplimiento de su deber. Somos colectivamente responsables de asegurar que no pueda decirse lo mismo en cuatro años.

La resolución sobre fortalecimiento de los marcos normativos aplicables en casos de desastre, actividades de reducción de riesgos y primeros auxilios busca fortalecer los mecanismos jurídicos nacionales de intervención para facilitar y coordinar la respuesta internacional cuando sea necesario. También promueve los esfuerzos para garantizar que se establezcan las normas para facilitar e integrar sistemáticamente las actividades para la reducción del riesgo de desastres y los primeros auxilios, sobre la base del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres. Nuestro objetivo es desarrollar comunidades con capacidad de resistencia y recuperación, pero ello no se logrará sin marcos nacionales sólidos y con un enfoque centrado en los riesgos.

El Movimiento pondrá de relieve uno de los factores de vulnerabilidad en nuestra sociedad, que es sumamente frecuente y se ha tratado muy poco: la violencia sexual y de género, y en particular, la violencia contra los que ya sufren las consecuencias de los desastres, los conflictos armados, o el desplazamiento. La resolución sobre la violencia sexual y de género busca, entre otras cosas, garantizar que los gobiernos y el Movimiento adopten medidas jurídicas y normativas adecuadas para anticipar, prevenir y responder a esos actos insidiosos, crueles y completamente inaceptables.

En el espíritu de verdadera asociación, también les solicitaremos que hagan todo lo posible para facilitar nuestro trabajo. La resolución sobre el fortalecimiento de la respuesta del Movimiento a las crecientes necesidades humanitarias, pide a los Estados que faciliten y protejan la condición de las Sociedades Nacionales como auxiliares de los poderes públicos, y les proporcionen un sólido fundamento jurídico y normativo. Se pide también que se facilite el papel y los mandatos de los componentes internacionales, asegurando el acceso y la seguridad en consonancia con el derecho internacional humanitario y los Estatutos del Movimiento.

Por último, se pide a los Estados que reconozcan el importante trabajo que se ha hecho para mejorar la cooperación y la coordinación dentro del Movimiento, incluida la adopción de un logotipo para el Movimiento, el acuerdo de normas y principios comunes para la movilización de recursos, y un pacto actualizado sobre la manera de trabajar juntos en respuesta a los principales retos humanitarios.

Esos retos humanitarios son numerosos. Hoy en día, decenas de miles de personas vulnerables de todo el mundo se desplazan en busca de seguridad y dignidad. La Conferencia situará el centro de atención en la vulnerabilidad de los migrantes y refugiados, y nos recordará a todos los compromisos que asumimos la última vez que nos reunimos, en particular, el compromiso de garantizar que las Sociedades Nacionales puedan tener un acceso efectivo y seguro a todos los migrantes, independientemente de su condición jurídica.

Nuestro objetivo es la capacidad de resistencia y recuperación, pero nunca a costa de las violaciones de los derechos y principios, que son cada vez más frecuentes. Los Estados tendrán, en los próximos días, una oportunidad única para fortalecer el marco normativo del derecho internacional humanitario mediante la adopción de un mecanismo de cumplimiento.

Distinguidas delegaciones,

Esta Conferencia es un parte esencial de un diálogo más amplio sobre la naturaleza, el enfoque y el futuro de la asistencia humanitaria. Las decisiones que se les presentan se basan en la impresionante labor de la Conferencia Mundial de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Confío en que, mientras nos reunimos aquí en Ginebra, nuestros colegas en París lleguen a un nuevo compromiso para abordar el cambio climático, en gran parte sobre la base de dotar a las comunidades de recursos y darles los medios para hacer frente a las consecuencias.

Por último, el Movimiento celebra la oportunidad de aprovechar este diálogo con miras a la Cumbre Humanitaria Mundial prevista en Estambul. Los mensajes clave de la Cumbre, acerca de la dignidad, la seguridad, la capacidad de resistencia y recuperación, la asociación y la financiación, son esenciales para todo lo que hacemos. El Consejo de Delegados ha aprobado un mensaje a la Cumbre, y se ha invitado a los Estados a suscribirlo. Esperamos que en Turquía se aprueben recomendaciones y compromisos concretos, que permitan avanzar y facilitar nuestros esfuerzos colectivos hacia la resistencia y recuperación.

Gracias, una vez más, por estar con nosotros esta semana. Le solicitamos que colaboren y se comprometan con nosotros, que nos estimulen y nos ayuden a preservar lo que es fundamental para todos: nuestra humanidad en acción.

Gracias

[1]https://www.icrc.org/en/document/peter-maurer-respect-laws-of-war

[2] Informe Mundial sobre Desastres, 2015